"Der Letzte Mann" (F.W. Murnau, 1924)

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Es una patética historia sobre un hombre (Emil Jannings) que trabaja de portero en hotel Atlantic de Berlín. Es respetado en su unidad habitacional, su hija se va a casar y pierde el puesto porque uno de los directivos lo ve descansar después de cargar una pesada maleta. Es enviado a hacerse cargo del servicio en el baño, cosa que lo deprime.  Trata de ocultar lo ocurrido robándose su antiguo uniforme para acudir a la boda de su hija. A la mañana siguiente su consuegra le lleva de comer a su trabajo y se da cuenta de su verdadero oficio. Pronto se corre el chisme por todos lados y cuando llega a casa se burlan de él, es rechazado por todos. Decide regresar a l hotel para devolver el uniforme. Otro ataque de tristura lo ataca y el velador le permite quedarse a dormir en el baño arropándolo. Allí debío de terminar la película como se le había ocurrido a Murnau, pero los directivos de la “Universum Film AG” le pidieron que cambiara el final y filmó un epílogo en el que el anciano es beneficiado por la herencia de un millonario fallecido. Regresa al hotel a comer invitando al velador, al final es acompañado en su carroza por el velador y un limosnero que andaba por ahí victima de las humillaciones.
Dicen los que saben que pertenece a la corriente de Kammerspielfilm  es decir (dice la wikipedia) que se basa en un respeto, aunque no total, de las unidades de tiempo, lugar y acción, en una gran linealidad y simplicidad argumental, que hace innecesaria la inserción de rótulos explicativos, y en la sobriedad interpretativa. La simplicidad dramática y el respeto a las unidades permiten crear unas atmósferas cerradas y opresivas, en las que se moverán los protagonistas.
Califícola con 10 palomitas, es maravillosa.

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