“Le salaire de la peur” (Henri-Georges Clouzot, 1953)


Hay un incendio en una planta de perforación de petroleo en un pueblo de algún lugar de centroamérica. La empresa perforadora contrata a cuatro camioneros extranjeros, una alemán, un italiano y dos franceses, su misión es llevar dos camiones cargado con nitroglicerina para, con una explosión, extinguir el incendio (ya saben, una gran explosión acabará con el exigeno y sin comburente no hay combustión).
El puedo en el que están “atrapados” los europeos es como un infierno caribeño, no tiene dinero y, por lo tanto, posibilidades para escapar de allí. A lo largo de la película vemos como, en una situación tan delicada, se van mostrando los verdaderos rostros, sin caretas. Salen a flote los miedos, la solidaridad, la responsabilidad y las ansias por buscar por cualquier forma llegar a cumplir la meta (con un fin más o menos egoísta).
El final es un atisbo de justicia divina, o de franca estupidez. Pareciera que, en el universo en que se desarrolla la película, Dios no existe, o en su defecto: Dios odia a personajes principales.
Cabe decir que a pesar de ser una película de los años 1950′s tiene secuencias llenas de acción y terrible suspenso, por lo regular el suspenso de esos años era sofocante, sí, pero muy lento. La dinámica de esta película es, por lo menos para mí, muy rápida e intensa. Puede ser que al público contemporáneo acostumbrado al cine de acción le llegue a gustar. Eso es muy bueno, se podría decir que “está adelantada a su época”.
Otro punto a destacar es el pésimo acento de Véra Clouzot, el interés romántico del protagonista (e interés romántico del director).

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