"Suna no onna" (Hiroshi Teshigahara, 1964)


¿Excavas para sobrevivir
o sobrevives para excavar?

Es una película de Hiroshi Teshigahara, basada en la novela homónima de Kōbō Abe (ganadora del Premio Yomiuri). Un entomólogo pierde el último autobús a la civilización ciudad, debe hospedarse en una casa ofrecida por los habitantes del desierto; la anfitriona es una joven mujer que perdió a su hija y marido, fueron tragados por la arena.

Al inicio se muestra un poco de la vida de ésta mujer, una vida rudimentaria, de constante batallar en contra de la arena que pudre la casa poco a poco. El hogar se encuentra rodeado por paredes de arena, se accede a el por una escalera de cuerda... escalera que a la mañana siguiente ha desaparecido.

Allí empiezan los problemas, el hombre ha sido capturado. Es una usanza de la comunidad, retiene viajeros en fosos para hacerlos trabajar en una, hasta cierto punto, ilógica tarea. Están allí para sobrevivir. Deben recolectar arena en cajones que los captores suben por medio de una polea, la venden a los constructores, es arena poco  apropiada al contener grandes cantidades de sal, pero es más barata.
Al trabajar obtienen raciones de comida y agua, el bien más preciado para ellos.

Poco a poco se va tejiendo una íntima relación entre la mujer que le dio posada y el viajero. Él aún tiene esperanzas de huir, pero ella ha perdido conexión con el exterior. Su personalidad se ha mermado, sus raíces se han extendido por los cimientes de la casa y se siente útil haciendo su ardua labor; por otro lado, si no lo hace quedará enterrada allí mismo.

En un momento el hombre logra engañar a la mujer, la seduce y embauca. Asoma la cabeza al exterior, pero estando afuera ¿qué haces?, salir del pozo es únicamente el inicio de la huía. Es capturado nuevamente, le salvan la vida, si a eso se le puede llamar "vida".

La mujer tiene un embarazo de alto riesgo, es llevada al exterior para ser atendida, a pesar de su resistencia, él tiene la oportunidad de salir, observa el mar como símbolo de libertar (¿Los 400 golpes?), pero retorna a la prisión de arena.

Me recordó a Buñuel, a la imposibilidad de hacer lo que se quiere, parece que es por algún factor externo, pero el encierro, la imposibilidad es personal. La barrera está en el interior de la humanidad.

Es una grandiosa película, tanto la temática como la dirección de arte, las imágenes, los encuadres, la ambientación se confabulan con la música; el espectador se siente (por lo menos yo) tan incómodo como los protagonistas. Uno se siente atrapado, acalorado y pegajoso. Esa es la magia del cine, la generación de sensaciones y sentimientos por medio de la proyección de situaciones ficticias. Eso, amigos, es magia.

Post a Comment

Artículo Anterior Artículo Siguiente