Saliere idea un plan infalible utilizando a su favor los miedos del salzburgués: miedo a su padre y a la pobreza. Leopoldo Mozart ya había fallecido cuando Salieri disfrazado como él le pide que componga una misa para difuntos a cambio de una muy buena paga. En plan consiste en que le entregue la composición y luego asesinarle, y en la culminación de su venganza interpretar la misa atribuyendose su autoría. Es una idea terrible, macabra y con cierto encanto, tiene, incluso, un toque queme recuerda a Poe. Mozart comienza a perder el equilibrio tanto creativo como emocional. Poco a poco su salud va menguando, hasta que finalmente muere. Eso nos lo cuenta en Salieri anciano en un asilo para enfermos mentales, Dios terminó con la vida de Mozart muy temprano y alargo el castigo de Salieri para que sufriera con el arrepentimiento de su crimen.
Es una historia atemorizante sobre la envidia y la admiración. Debió de ser terrible la frustración del personaje de Salieri que hacía todo lo posible por componer música decente entregado a la vida cristiana, y ver como Dios elegía a un "niño obsceno como su instrumento". La llegada de Mozart a su vida vuelca sus creencias, modifica su vida y su estabilidad espiritual, ¿Cómo no intentar asesinarlo?
Sin embargo, tal parece, en realidad las cosas no fueron tan extremas. Existía una natural y justificada rivalidad entre los dos personajes históricos. Salieri era más exitoso desde una perspectiva cortesana, Mozart era componía música muy novedosa que exigía un público más comprensible, usemos el cliché de "estaba adelantado a su época". Cuando éste había muerto y Saliere continua siendo profesor utilizaba las composiciones de su rival haciendo notar sus fallas y errores, es de este periodo postrero de donde parte el mito. En 1830 el poeta ruso Pushkin escribió la tragedia "Envidia", que posterior mente se convertida en una ópera llamada "Mozart y Salieri" por Rimski-Korsakov. En 1979 Peter Shafer retoma el tema en la obra de teatro "Amadeus", en la cual se basa ésta película de Milos Forman.
No hacen falta alabanzas técnicas a la producción. Ni siquiera se le puede criticar su falta de rigor históricos de los acontecimientos porque no persigue un fin documenta, aunque es algo triste que algunas personas piensen que está pasada en hechos reales, pero eso no es culpa de la película.
Es una de las grandes obras de los 80's y de las mejores películas sobre música que he visto. Vale a pena por ser una alegoría de la envidia y por interesar al público en la vida del niño genio y procaz de la peluca empolvada.
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